Experiencia Personal

5 Verdades Que Desearía Haber Sabido Cuando Empecé Ballet

Si tan solo hubiera sabido estas 5 cositas, mis principios en el ballet habrían sido muchísimo mejores y menos difíciles. La danza es una carrera difícil de escoger; tal vez fácil por la pasión y el disfrute, pero complicada por su demanda física y mental, además de su posición en nuestra sociedad que no la toma en serio como carrera profesional. Así, que tomar nota de estos consejos podrían ayudar en este proceso. 

Han sido ya 5 años desde que empecé a tomar al ballet de manera seria. Estaba un poco perdida al principio, ya que, al venir de un pasado de gimnasia artística y patinaje sobre hielo, tenía una mentalidad de deporte y alto impacto, pero poco profesionalismo laboral porque en mi país no hay muchas opciones de trabajos para estas disciplinas. Hasta mis músculos estaban formados de una manera “inadecuada” para el ballet y su rotación. Fue a través de la vida y mis experiencias de danza que he tenido en la compañía de ballet de mi país y mi entrenamiento en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba Fernando Alonso y en México durante la pandemia que he aprendido unas cuantas verdades que si hubiera sabido antes, mi experiencia en general habría cambiado para bien por mucho. Aunque, no cambiaría nada, porque mi experiencia me ha hecho quien soy hoy, siento que mis errores y experiencias pueden ayudar a otras personas. Así que, ya que viajar en el tiempo es imposible (por ahora), aquí hay 5 cositas que desearía haber sabido cuando empecé a bailar ballet, que le diría a mi yo del pasado si pudiera:

Mis principios en clases de ballet casuales, complementarias a mis otras disciplinas
  1. Tu cuerpo no es “perfecto” y eso está bien

Nunca te vas a ver como esa rusas hermosamente largas ni las estadounidenses increíbles de competencias importantes, con extensiones infinitas y cero caderas. Sos latina, empezaste tarde, tenés caderas, tenés muslos y no sos naturalmente flexible. Pero, ya que dijimos estas verdades, es muy importante decir que eso no significa que sos menos que los demás. Podés volverte una buena bailarina, el ballet no es solo eso. Sos una bailarina bonita, con otras cualidades. Explota esos talentos, volvelos tu mejor carta bajo la manga. 

Ahora, hay otras cosas que podés hacer para mejorar, no sos un caso perdido en estos aspectos que te cuestan, y no te tenés que sentir como si no tuvieras el cuerpo ideal para bailar. Tenés un cuerpo y podés bailar. Eso es suficiente. Y para poder llegar a los estándares altos de la industria, podés hacer barra al piso, tener una dieta saludable y balanceada, estirarte mucho con paciencia y amor antes y después de toda actividad física, y hacer ejercicios específicos para mejorar en tus debilidades y fortalezas. Hacé todo eso, pero tené paciencia, no te obsesionés. No te frustrés. Tu cuerpo es perfectamente imperfecto porque funciona genial. No lo odiés, no tenés que cambiar drásticamente. Con buen trabajo, un estilo de vida saludable y paciencia, todo va a estar bien. Sé la mejor bailarina que podés ser vos. Sos única, y no hay otra bailarina igual a vos, porque no hay otra vos. Da tu mejor esfuerzo, es suficiente. 

  1. Concentrate en tu colocación

Nunca me cansaré de decir esto: la colocación es la clave de todo. Yo me sentía atascada por más de año y medio, y no sabía qué estaba haciendo mal, pero no avanzaba. En Cuba, me enseñaron la colocación correcta. Y todo cambió. Todo. Tomó mucho trabajo acostumbrarme a cómo encajar mis caderas, para así trabajar la fuerza necesaria para no moverlas hacia los lados, y acomodar mis hombros y brazos correctamente para tener mayor control de mi espalda. Tenés que desacostumbrarte e introducir sensaciones nuevas a tu cuerpo que cuestan internalizar. Durante la pandemia trabajé en estas correcciones más que nada, junto a la ayuda de mi novio (que es super buen profe), y poco a poco se empezó a automatizar la colocación de mi cadera, mis hombros, mis brazos y mi espalda. Y aunque todavía no es perfecto, se siente la diferencia. Ganás mucho control sobre tu cuerpo y trabajás de la manera correcta, con los músculos adecuados; empezás a fortalecer en los lugares precisos y hasta la forma de mis piernas empezó a cambiar, a estilizarse. 

Sin embargo, quiero recordarte que no sos un robot, no te clavés tanto en tu colocación que se te olvide el disfrutar los movimientos, expresar emociones y dejarte ser vos misma para simplemente bailar. 

  1. Las lesiones son una señal de alerta de nuestro cuerpo

Estudiá a tu cuerpo como estudiarías historia de la danza o técnica, ponele atención a las pautas que marca tu cuerpo. Tomá nota de los pequeños dolores y observá los patrones que se van formando; si sentís que deberías de chequearte ese malestar con un profesional, hacelo. Tu cuerpo es tu instrumento, cuidalo mucho. Solo tenés uno y no te venden las piezas sueltas de refacción.  

Y si te lastimás, no es el fin del mundo. Sí, tenés todo el derecho a sentirte frustrada o triste; bailar está muy conectado a nuestras carreras y nuestras personalidades, y por supuesto que duele no poder hacer lo que amás tanto. Pero, sé sabia. Las lesiones nos advierten de nuestros errores. Preguntate: ¿Qué estoy haciendo mal en clase? ¿Qué músculos estoy usando en los movimientos que me cuestan y son los correctos? ¿Qué se siente incómodo fuera de la clase de ballet? ¿Cuándo y qué hago para que se sienta incómodo o duela? ¿Me estoy cuidando como es debido para la cantidad de ejercicio y fatiga que mi cuerpo está soportando? Escuchá a tu cuerpo, es muy muy sabio. 

P.S: Estirá mucho tu psoas iliaco Si no lo estirás de la manera correcta, se te va a hacer un espasmo ahí, y duele bastante. No subás las piernas tensando la cadera, pensá en estirar los músculos mientras suben. Trata con amor a tus pies, te permiten moverte y bailar, se merecen tu cariño. Cuidate estirándo mucho todo tu cuerpo antes y después de tu actividad física.

  1. No es cantidad, es calidad

Este consejo, lo digo con dos intenciones: 

  • En clase: Lo que te va a ayudar a mejorar no es la cantidad de ejercicios o las repeticiones que hagás, sino hacer los ejercicios correctos, en el orden y la madera adecuados, para objetivos claros durante tiempo suficiente. Entender lo que hace a una clase de ballet buena es importante para comprender lo que tu entrenamiento está haciendo en tus músculos y tu cuerpo, para así, poder ejecutarlos correctamente según tus habilidades, y de esta manera, ir mejorando en su ejecución. 
  • En tu baile: A veces, la calidad no está en el virtuosismo, no es las 8 pirouettes, ni las extensiones de 180 grados. De vez en cuando, la calidad es la habilidad artística, la belleza estética de las líneas y ángulos. Algunas veces, la calidad es la limpieza, el poder “hablar” con los pies, pasar por las posiciones correctas. Muchas veces, la calidad es la habilidad de expresar emociones e historias a través de tu cara y tu cuerpo, el talento de lograr que tu alma viva en otros. 
  1. Respetá tu proceso

Yo sé. que te dejás ir y das tu 110% en tu danza cada día. Sin saber cuándo parar. Pero, de vez en cuando, tu 110% es lo que normalmente llamarías un 70%. Y está bien. Solo continúa. Seguí adelante. Sin bloquearte, sin frustrarte. Yo sé que es difícil. Si necesitás un descanso, no sos una peor bailarina por sufrir menos que otros ni trabajar menos que otros. Ellos también descansan. Vos merecés tu descanso. Escuchá a tu cuerpo y a tu mente; tus necesidades son importantes. Es tu proceso. El progreso va a venir eventualmente, solo seguí bailando y practicando. No te castigués con culpa injusta. Dejalo ser. Dejate ser, y no olvidés disfrutar el proceso.

Una de mis fotos más recientes que muestran el progreso de mi penché, significa mucho para mí, ya que hace poco no subía el arabesque ni a 90 grados. Es todo gracias a mucho trabajo y bastante paciencia.

Estos son algunos tips que me habría dado a mí misma antes de empezar a bailar y entrenar de manera más seria, si hubiera sido posible. Tal vez algunas de estas te sean útiles ahora, quizás no “hagan click” hasta mucho después, puede que se pierdan en tu mente o que no apliquen a tu experiencia. Pero estas recomendaciones vienen desde mi corazón para ayudar y apoyar a quien sea que termine leyendo esto. Espero que ayude. Reflexionar acerca de tu propósito, por qué hacés lo que hacés y cuál es tu proceso, es importante. Te reto a que te observés tanto de manera técnica como interna en tus prácticas, en clase, en ensayos o cuando sea que bailés. Escuchate y amate a vos mism@ y a tu proceso, consecuentemente.

Asegurate de chequear otros posts en este blog que puedan llamarte la atención, enseñarte algo nuevo o ayudarte de alguna manera. Mantenete atento a nuevas publicaciones cada domingo. Seguime en instagram (@andreaspromenade), si te interesaría ver más de mi proceso o notificaciones de cuando subo contenido nuevo.

Gracias por tomarte el tiempo de leerme. 

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