Experiencia Personal

Bailando “La Fille Mal Gardée”

La Fille Mal Gardée es una obra de ballet hermosa, cómica y divertida de ver, para toda la familia. Es la historia de Lise, en un pequeño pueblo granjero, junto a su mamá, su novio Colin y los granjeros que trabajan para su madre. Un día, a su mamá le sale la oferta de casar a su hija con el hijo de un hombre muy adinerado. Pero, la joven está enamorada de Colin, el empleado de la granja de su madre, y no se quiere casar con este muchacho adinerado y tonto. Si te interesa saber más del argumento, la historia alrededor de este ballet y muchos otros datos interesantes de esta bella creación, ve a leer el Blog Post “La Fille Mal Gardée”: Todo lo que necesitás saber. 

En este Blog Post les voy a contar mis encuentros personales bailando La Fille Mal Gardée. Me considero muy afortunada por haber cruzado camino con “La Fille” varias veces en mi carrera como bailarina y ambas fueron muy importantes para mí. Aquí les comparto cómo fueron, lo que significaron para mí y una que otra ocurrencia del proceso. 

Mi primer encuentro: sellando mi destino

Mi primer encuentro con “La Fille Mal Gardée” fue cuando estaba empezando a bailar ballet en Costa Rica. Menos de un año después de haber empezado a entrenar arduamente, me dieron en mi academia de ballet el rol de Lise en una mini Suite de La Fille Mal Gardée que hicimos en el Teatro Eugene O’Neill en San José, junto a otras variaciones y bailables en un programa variado. Bailé también una adaptación del baile de las Amigas de Giselle junto a tres compañeras. Pero, bailar como Lise fue muy especial ya que fue la función en la que yo sentí en mi corazón por primera vez que quería dedicarme al ballet.

Bailando la variación de Lise, en La Suite de “La Fille Mal Gardée” del Ballet Juvenil Costarricense en el Teatro Eugene O’Neill

Recuerdo que después de bailar Amigas de Giselle, tenía que cambiarme rápido para poder cerrar la función con la Suite de “La Fille”. Empezaba con el pas de deux con Colas (el interés romántico de Lise). Aunque no era mi primerísimo pas de deux, fue probablemente el segundo. Disfrutaba mucho bailar en los ensayos este papel. Lise es una chica pícara, malcriada para la época y sentimental. Es decidida, dice y manifiesta lo que piensa realmente, aunque su mamá (y la sociedad) esté en contra. De hecho, me gusta argumentar que es un personaje feminista para su época (pero eso es otro tema). 

Interpretándola, nunca había sentido lo que sentí ese día. Me acuerdo de lo mucho que la disfruté: cómo me porté como niña malcriada y chineada en escena e hice reír al público. Nunca había hecho eso antes. Yo lo había hecho. Con mi dramatismo, que tanto tiempo había sido criticado, finalmente era beneficioso en algo que hacía y disfrutaba. Mis caras y mis gestos habían logrado una reacción en el público que pude absorber de vuelta. Generalmente en el ballet, obtienes los aplausos hasta el final. Y como era una función de estudiantes, la mayoría de gente iba a apoyar a sus hijos o hijas, hermanas o hermanos, primas o primos, y amigos o amigas. Y lo curioso es que, los aplausos se consideran parte del ritual del teatro; pero, ¿una risa? La mayoría de las personas sienten que deben ser serios y misteriosos al ir a ver una obra. Una risa rompe con lo que la gente cree que está permitido en un teatro. Tiene que ser genuina para salirse. Es un pequeño acto de liberación, que si se trata de forzar, simplemente no sucede. Y menos en un contexto formal como una presentación en el teatro. 

Final del Pas de Deux en La Suite de “La Fille Mal Gardée” del Ballet Juvenil Costarricense en el Teatro Eugene O’Neill

Desde esa función, se marcó en mí un antes y un después. Mi vida del ballet estaba apenas empezando; pero, ya mi destino se había sellado con esas risas. En ese justo momento tomé una decisión sin saberlo: “Me voy a dedicar al ballet”.  Debía de mantener al ballet en mi vida. Y era mi manera de hacerlo. Me había mostrado la magia del escenario pero también la belleza de los ensayos. Me había permitido causar risas y reacciones a desconocidos y conocidos. Disfrutaba mucho bailar, entonces debía luchar por tenerlo siempre que pudiera. Lo necesitaba. Era aquello que me había salvado en momentos de tristeza, en un mundo que se sentía incomprensible. Me tenía que aferrar a esta sensación. Nada en la vida me lo había dado antes. Era único y especial. Fue un llamado, un objetivo, una meta. 

En mi cabeza y con mis conocimientos limitados del mundo del ballet en ese entonces, antes de vivir todas mis aventuras en Cuba y Ciudad de México, antes de conocer la metodología como tal, antes de saber cómo era el ballet fuera del huevito de la danza en Costa Rica, mi manera de procesar esa decisión fue decidir y exteriorizar que iba a ser bailarina de ballet profesional. Y eso desencadenó meses de investigación acerca del tema, muchas dudas de los que me rodeaban, y una misión por desmentirlos. Esa fuerza me guió a una serie de sucesos que me llevarían a trabajar duro para lograr: bailar profesionalmente en Costa Rica, estudiar formalmente ballet en Cuba, estar en México en la pandemia para poder seguir entrenando, volver a Cuba para terminar mis estudios, concursar en el Encuentro de Academias de Cuba, ganar una medalla de bronce (yo no creí poder concursar en ballet del todo nunca), poder hacer mis prácticas profesionales en la Compañía Nacional de Danza de México, decidir que la industria profesional como bailarina no es para mí, y dedicarme a enseñar con amor en un ambiente que no castigue al bailarín en su formación para que llegue con herramientas al mundo profesional, o al resto de su vida fuera del ballet, con más enseñanzas que traumas. 

Y todo, TODO, surgió de ese sentimiento cuando bailé Lise. Esas risas. Esa esperanza, ese reto. 

“La Fille Mal Gardée” ballet es especial para mí porque fue el que selló mi destino con el ballet. Fue el principio de todo. Mi aventura. Mi “promenade” en el ballet. 

Y, jamás creí que pudiera, unos pocos años después, bailar la misma obra, ahora sí completa, en una compañía profesional de renombre… 

Compañía Nacional de México

Mi primera función con la Compañía Nacional de México fue de Campesina de “La Fille Mal Gardée”. Te imaginarás lo importante que fue eso para mí. Había durado años trabajando arduamente para mejorar en el ballet, sin haber descuidado mis responsabilidades académicas, me fui a estudiar a un país en crisis donde la comida es difícil de conseguir lejos de mi familia, había entrenado durante la pandemia en contra de todas las circunstancias, había logrado hacer mis prácticas profesionales en la Compañía #1 en mi lista de posibilidades para graduarme de la escuela de mis sueños. Lo había logrado. Iba a bailar con una compañía profesional de ballet. 

Y una vez más, este ballet estaba figurando en mi vida de bailarina. Fueron 9 u 11 funciones en total, no me acuerdo. Fueron muchas. Se hizo una temporada de más de 25 funciones gratuitas en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo. 

En el Set de “La Fille Mal Gardée” en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo, justo después de terminar la función

Me pareció hermoso que fuera un espacio gratuito, que hace mucho más accesible al ballet a todos. El gobierno de México tiene eso muy en mente, suelen hacer funciones baratas o gratuitas constantemente con este objetivo. Me alegra haber sido parte de esa meta. La mayoría de días, se llenó el teatro hasta no poder más. A la gente le encanta el ballet, y ésta, al ser una obra cómica e infantil, atrajo mucho público familiar. También hubo una “Función Relajada”, que se mantenía abierta a un público neurodivergente, con luces sin apagar, posibilidades de moverse durante la función y aplausos sordos. Esa función no bailé, pero fui a verla como audiencia y fue muy especial ver cómo conectaban personas que no pueden ir a ver ballet en otras circunstancias con una historia tan universal como “La Fille”. 

Y “Campesina” es un rol cansado, pero muy hermoso. Te debés de meter en el papel, e interactuar con los principales y su historia para contar mejor así lo que sucede. Sos un apoyo en cómo se siente el ambiente, el pueblo de la granja. Debes de estar alegre, bailando y emocionada por ir al campo. Pero, también reaccionar a las ocurrencias de Mamá Simone, lo ridículo que es Alain (el joven tonto adinerado) y lo bonitos que se ven Lise y Colas como pareja cuando bailan juntos. Es una historia divertida y fácil de seguir; los personajes que apoyan a la historia principal le aportan mucho al escenario para que la historia se desarrollé y se luzcan los personajes principales. 

Hice un Mini Vlog de un día de mis Prácticas Profesionales, y justamente, fue un día de función de “La Fille Mal Gardée”

Sin embargo, venía cargando con una lesión semi-recuperada desde mis últimos meses en Cuba (pueden leer más acerca de esa experiencia en el Blog Post “La lección más importante de mi 2022”), y la verdad, es una coreografía con muchos saltos rápidos, lo cuál no ayudó a mi recuperación. Estaba en una ciudad nueva, lejos de los profesionales que ya me habían visto en Guadalajara y Costa Rica. Sin conocer fisioterapeutas de confianza. Entonces, aunque sí fue súper enriquecedora la experiencia, aprendí mucho y me la pasaba muy bien en los ensayos, fue difícil. Mi periostitis se empezó a calmar hasta mucho meses después. Así que, tuve que sobrevivir algunas funciones vendada. Y yo sentía que no podía decir que no podía, porque entonces no me considerarían para quedarme después en la Compañía.

Así fue como pude ver cómo es la vida del bailarín de ballet profesional de ballet. Todas las exigencias y las realidades de la industria las tuve que vivir, tanto lo hermoso de conectar con tantas personas dentro y fuera del escenario, como las situaciones no tan agradables que se silencian del mundo del ballet.

Véanme Bailar 

Lo loco es que justo una de las funciones en las que salgo yo de Campesina es la que grabó el Instituto Nacional de Artes y se subió a Youtube. Así que, si gustás, podés verme bailar como Campesina de “La Fille Mal Gardée” con la Compañía Nacional de Danza en el siguiente video completo de la puesta en escena. Espero te guste. No es mucho, pero es trabajo honesto. 

Gracias por leerme,

Andrea

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