Experiencia Personal

20 lecciones del 2020: Cuba, México y Covid-19


Ay no, otro blog post acerca de “lo que aprendí este 2020”. Que original. Pues, yo creo que todos lo hemos pasado de distintas maneras este año, y escuchar historias de otros nos puede ayudar a entender el gran impacto de este año. Y sí, yo sé que es febrero, pero diay, el tiempo pasa demasiado rápido. Este año ha sido una locura, creo que todos podemos estar de acuerdo con eso. Desde situaciones políticas y sociales cargadas, hasta una pandemia que se extendió casi todo el 2020. 

No puedo hablar por otras personas, pero en mi caso fue un año extraño porque estaba viviendo mi sueño y de pronto, ya no. Todo estaba yendo súper bien en mi Escuela, en Cuba. Estaba trabajando duro, consiguiendo mi comida, bailando, esforzándome. Bailé en una presentación en un teatro nuevo para mí, el Teatro Nacional. Iba a haber el Encuentro Internacional de Academias anual y si todo salía bien, yo iba a bailar en las funciones. Pero el Covid atacó, y se llevó esas ilusiones entre las patas. Todavía me acuerdo del día en el que la directora de la Escuela nos sentó para contarnos que todo se cancelaba. Tenía terror porque en Cuba el virus llegó tarde y no se hacía nada al respecto, pero también porque no sabía cuando iba a volver.

Practicando en Cuba al principio de la cuarentena, circa abril 2020

La cuarentena nos llegó de sorpresa y luego, fue la necesidad de sobrevivir. Las cosas se estaban poniendo difíciles en Cuba, así que, con mucha esperanza y un salto de fe, me fui a México, y pasé aquí la pandemia.

Como muchos, en una situación de incertidumbre, me he puesto a reflexionar y quiero compartir con ustedes unas cositas que he aprendido este año tan diferente.

  1. El ballet es global
    • Una de las grandes bellezas del ballet es que es universal. Sea en Francia, Rusia, Estados Unidos, o hasta en Cuba, un tendu es un tendu en donde sea. Y durante esta pandemia nos dimos cuenta que todos los bailarines se unieron compartiendo clases, recursos y motivaciones, a través de pantallas. No importaba si estabas en Costa Rica, Estados Unidos, Reino Unido o cualquier otro lugar del mundo, se dieron clases en línea, la gente hizo videos y compartió su conocimiento para mantenernos todos activos y motivados juntos, dentro de nuestras posibilidades. Sin importar quién eras en el mundo del ballet, desde una gran estrella o un estudiante principiante, nos unimos y apoyamos.
  2. La gente te sorprende
    • En tiempos de necesidad es cuando realmente vemos quiénes se preocupan por nosotros y también nos damos cuenta de quiénes nos importan realmente a nosotros. Y a veces, hay que darle a la gente la oportunidad para sorprenderte. Aunque a veces parece que no, hay gente realmente amable, gentil y cariñosa en el mundo. Y bajo situaciones complicadas, es cuando esa gente sale a relucir.
  3. Cuidar tu salud emocional es tan importante como cuidar tu salud física
    • Lo que deteriora la mente, eventualmente va a deteriorar al cuerpo. Como bailarina, si quiero tener una conexión con mi cuerpo, también la debo de tener con mi mente. Estar en sintonía con mi cabeza, no solo me ayuda a mejorar en mi trabajo como bailarina, sino como persona. Un ser humano sano expresa, es y baila mejor. Es necesario; lo cual se conecta con el siguiente punto:
  4. Debo confiar más en mí misma y mi intuición
    • Solamente yo sé lo que siento, lo que veo y lo que creo. Mis sentimientos y mis intuiciones tienen mucho valor; me advierten, me informan. Y debo escucharme a mí misma y a mi cuerpo. Y tomar las decisiones que yo sienta y sepa que son correctas.
  5. Soy un ser sumamente privilegiado
    • Hay gente que la está pasando sumamente mal por toda la situación; gente que ha perdido su trabajo, gente que vive del día a día pero no puede trabajar o su sueldo fue reducido. Y el yo poder estar preocupándome por entrenarme y seguir mejorando, en lugar de estar preocupada por lo que voy a comer o cómo voy a pagar renta es un privilegio inmenso. Le mando mis mejores deseos a todas aquellas personas que necesiten un apoyo extra durante estos tiempos. Buscá ayuda. Sí podés lograrlo, dale.
  6. Nos adaptamos, aunque cueste
    • Mi maestra en Costa Rica me dijo una frase señalando su cubrebocas que me parece que encapsula perfectamente todo lo que está sucediendo: “Aquí, adaptándonos a esta nueva realidad”. Una gran capacidad humana es la adaptabilidad. Nos adaptamos a los aspectos nuevos de la vida al crecer, y cuando eventos tan monumentales como este ocurren, nos toca observar, analizar y reaccionar, adaptando nuestro trabajo y estilo de vida a esta “nueva realidad”.
  7. Siempre hay una solución
    • Mi novio me compartió un consejo que decía un familiar suyo: “Hay plan A, B, C y cuando se llega a la Z, empiezan los números”. Y me encanta. Hay miles de alternativas, maneras de reinventarse, de adaptarse y encontrar una manera de lograr las metas, la cuestión es no rendirse.
  8. Basta de inseguridades estúpidas
    • Tal vez no sea una bailarina esbelta rusa, con las piernas a 180 grados, pero tengo otros talentos, y también, me esfuerzo mucho por moldear mi cuerpo a las exigencias del ballet. Trabajo muy duro como para además, ser dura conmigo misma mentalmente. Las inseguridades y los miedos los ponemos nosotros mismos en nuestras cabezas; yo sé que personalmente, tengo que trabajar en los míos todavía. Y le estoy poniendo, cada día.
  9. Soy bailarina, pero antes que nada, soy artista
    • Soy artista. Soy artista. Soy artista. Yo creo. Y tengo el privilegio de haberlo explorado a través de muchas maneras. Escribo en mi blog, pinto, dibujo, bailo. Yo creo. Eso es lo que amo hacer, y no planeo parar.
  10. México es muy barato
    • Sin comentarios, solo un dato curioso.
  11. No tengo que rendirle cuentas a mi yo del pasado
    • Somos personas que crecen cada día. Cada noche al acostarnos, no somos la misma persona que despertó ese mismo día. Evolucionamos. Entonces nuestras metas, aspiraciones e ideas pueden cambiar junto a nosotros. Y está bien que vice versa, cambiemos junto a ellas. No tiene nada de malo. Pero, no le debo nada a Andrea del pasado. Esa Andrea no había vivido nada comparado a lo que yo he vivido, y yo ahora, con mis experiencias y conocimientos nuevos, puedo tomar decisiones muy diferentes a las que mi yo del pasado hubiera tomado (pero probablemente mejores para mi situación actual). Y está bien. La persona que yo creía ser, ya no la soy. Y está bien. La vida sería muy aburrida si fuéramos la misma persona desde que nacemos hasta que morimos. ¿Qué aprenderíamos? ¿Cómo creceríamos? ¿Qué haríamos? Soy diferente, evoluciono, tengo matices, cambio. Y está súper bien.
      • PS: Les dejo el link de este video en inglés de Leena Norms que habla de esto (consejo 7) y otros consejos para los que estámos en nuestra década de los 20 #qualitycontent, se los recomiendo.
  12. Me encanta enseñar
    • Tuve la oportunidad de dar clases de ballet y acrobacia básica en México. Me fascinó. Ver el proceso de las niñas, el producto de su esfuerzo y su disfrute fue muy reconfortante. Hasta me topé con una bella niña, de 11 años que está decidida a ser bailarina, y trabaja en clase con unas ganas y una pasión inspiradoras. Había días que, por la incertidumbre y la falta de noticias de Cuba, me encontraba desanimada, con ganas de abandonar todo y dedicarme a algo más. Pero la sonrisa de esta niña al estirarse aunque le costaba tanto o cuando aprendía una cosa sencilla (aunque fuera un simple fondu) me recordaba lo hermoso que es el ballet y porqué hago lo que hago. Gracias, gracias, gracias. Espero que todo lo que le compartí le vaya a servir en un futuro. Descubrí que quiero bailar, pero también quiero enseñar. Es cansado. Pero, me trae mucha alegría y satisfacción.
  13. A veces la distancia es buena
    • En tiempos difíciles personales es importante evaluar quién te da energía y quién te la drena. Acercarte a esas personas que te ayudan, te apoyan y te escuchan, es cuidar tu salud mental. Alejarte de esas que no te aportan nada, y solo te critican, juzgan o llenan de su negatividad, no está mal. Si alguien te necesita, no tenés que cerrarte a ellos y los podés ayudar, siendo cortés y gentil. Pero, de eso, a buscarlos más de lo que ellos te buscan a vos, especialmente cuando no querés pero sentís una culpabilidad o un deber por hacerlo, hay una gran diferencia. Poner tus límites es saludable y es parte de este famoso amor propio del que todos hablan.
  14. Cuidarte es tu responsabilidad
    • Mantenete informado, aprendete los síntomas del bendito Covid, conocete a vos mismo. Si te sentís mal, hablá con un médico, ve a chequearte. Mantente en casa, usa desinfectante y cubrebocas. Hacé que lo que tengás que hacer para estar bien. No solo a nivel físico, también mental. Te conocés, has estado con vos mismo más que cualquier otra persona. Cuidate, te lo merecés.
  15. Viajar en pandemia es toda una experiencia
    • Poca gente puede decir que viajó durante lo más fuerte de la pandemia en Latinoamérica. Yo soy una de ellas, curiosamente. Me monté en un vuelo chárter de rescate hacia México, en abril del 2020 y nadie me puede arrebatar esa experiencia. Y vaya Odisea que fue. Pero por dicha todo salió bien. Y pues, quedó la anécdota.
  16. Todos estamos conectados
    • Vivimos en una comunidad enorme, que con la globalización, cada vez está más conectada e intercalada. Nos encontramos con miles de personas cada día, en trenes, buses, guaguas, paradas de buses. Nos conectamos a través de publicaciones, historias, videollamadas. Estamos conectados desde las partículas de virus que transmitimos, hasta en nuestro convivir.
  17. Siempre hay que sacarle el lado bueno a las cosas
    • Tal vez no pude bailar en el Encuentro de Academias de Cuba y no pude continuar bailando en Cuba; pero, tuve una gran oportunidad de conocer otro país y hasta dar clases aquí. Me gustó muchísimo poder adentrarme en la cultura mexicana, probar tantas comidas y hacer las cosas cotidianas de la gente, las compras en el tianguis, por ejemplo. Ha sido una experiencia increíble. He dado clases de ballet y acrobacia básica, he seguido entrenando. Todo ha estado muy bien. He estado en una situación sumamente extraña, pero fascinante, y además, con buena compañía.
  18. La motivación es complicada
    • Antes, me era muy sencillo estar motivada, encontrar nuevas ideas, sentirme con ganas de crear. Iba a museos, playas, cafecitos, o simplemente a caminar y me inspiraba a investigar y crear. Pero, con las restricciones de la situación, eso se ha vuelto más difícil. Y me he dado cuenta que la verdadera motivación no debería de venir de factores externos, sino de mí. Es un proceso interno, me puedo motivar con detalles sencillos de la vida cotidiana, con el apoyo de la gente que tengo alrededor, conectando con mi fueguito interior. Eso es mucho más valioso.
  19. Las redes sociales se han vuelto un poco aburridas
    • No me malinterpreten, chequeo mi celular más veces al día de las que me gustaría admitir. Pero, ya todo está un poco… banal… aburrido… sin gracia. Casi siempre es lo mismo. No me malinterpreten, sí me gusta mucho ver el producto de otros artistas y las maravillas que se han creado durante la cuarentena. Pero, a veces, me gustaría más apagar la pantalla que estar otras 2 horas haciendo nada. Hay que limpiar nuestras redes, y pensar si las cuentas que seguimos nos traen alegría o aprendizaje a nuestras vidas, antes de seguirlas. Es una adicción de la era, una realidad que hay que enfrentar, y nos toca despertarnos. Sí, cuesta. Pero, en lugar de hacerlo un lugar tóxico, podemos convertirlo en una zona entretenida, con contenido inspirador y hermoso, para seguir motivándonos diariamente.
  20. Está bien sentirme mal de vez en cuando
    • No debo sentirme bien todo el tiempo, no debo mostrarme como perfecta y feliz cada momento del día. Leí un artículo del New York Times (click aquí para el link) en el que se discute todo el cambio de la situación de la pandemia como “pérdida”. Perdimos nuestras normalidades, nuestros rituales, nuestras vidas rutinarias; y por lo mismo, nos podemos sentir un poco fuera de lugar. Un día estaba y otro, ya no. Y está bien. Hay días en los que me siento super motivada, entreno, dibujo, leo y escribo con una ganas colosales de compartir, crear y expresar. Pero, hay otros en los que ni ver series de Netflix me emociona. Nada realmente es suficientemente bueno para hacer. Nada vale la pena. Pero, hay que tomarlo todo un día a la vez, un paso a la vez, escuchándonos, cuidándonos y queriéndonos a nosotros mismos. La situación pasará y nosotros vamos a llegar al otro lado. Podemos lograrlo.

En conclusión, gracias por venir a mi TedTalk. Es decir, estos son mis pensamientos de este año que pasó. Quería ponerlos en un lugar, y pues compartirlos. No son nada trascendental, no son la octava maravilla del mundo. Pero, son mi realidad. Si les gustaría, por favor compartan sus lecciones del 2020, en los comentarios o en mis redes sociales. Me encantaría escuchar otros puntos de vista, de otras realidades vividas este 2020. Quiero estar más activa en este blog a partir de ahora. Así que si les gusta, manténganse atentos, que ya tengo varias ideas para este año que viene. Los espero aquí.

Con cariño,

Andrea

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